Estaba el otro día viendo Comer rezar amar (en general me gusta cualquier película que incluya comida, Italia o India; esta tiene las tres cosas, aunque poco más) y casi sobre el final (es una película larga) encontré una escena que me llamó mucho la atención. Estamos ya en el tercio final ("Amar", ambientado en Bali) y apareció Javier Bardem (no crean que se trata de una comedia romántica, el amor, el "matrimonio largo" aparece recién al final). Están él (interesante por lo que tiene de femineizado, de hombre que llora) y Julia Roberts sentados en una cabañita bálica, atardecer, no sé. Después de varios días de relación, el hombre se da cuenta de que "llegó la hora" del sexo (es un novio feminista, sabe darse cuenta). Deja el libro que estaba leyendo a un lado, va a poner música en su equipo y se acerca a Julia para darle a entender que "llegó la hora". Lo interesante de esa escena no es el sexo (que no aparece), este nuevo tipo de personaje masculino en el cine (Javier Bardem hace de brasileño) o la decoración; es la música. ¿Qué es lo que empieza a sonar en el momento de seducción?, una cosa extraña. Se trata de una versión bossa nova, cantada en inglés, del tema "S Wonderful" compuesto por George y Ira Gershin que cantan Gene Kelly y Georges Guetary en Un americano en París. Lo remoto de la cita (sumado al hecho de que su director, Ryan Murphy, es un evidente conocedor del musical) hacen pensar que no se trata de un accidente. Esa canción fue elegida para ese momento.
Las vueltas de las películas y de las canciones que, música global mediante, vuelven a sonar en la pantalla grande casi 60 años después.
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